lunes, 2 de marzo de 2015

ARTE: UN BAÑO DE REALIDAD A PARTIR DE LA FICCIÓN..."DOS DÍAS, UNA NOCHE".

En este concepto de arte pensé al ver la sobria y afilada Dos días, una noche de los belgas Jean Pierre y Luc Dardenne. En hora y media nos narran una historia cotidiana en una zona industrial y desarrollada de una ciudad belga. Un nivel de vida en crisis, sustentado en buena parte en deudas que te comprometen económica y moralmente.

Mantener el empleo se ha convertido en algo crucial, pues perderlo abre un abismo al tener que enfrentarse a un mercado laboral hundido; uno, por la transferencia de industrias a países asiáticos de mano de obra mucho más barata; dos, por las mejoras de productividad por la incorporación de tecnología, y tres, simplemente, explotando -¡ay Marx si levantaras la cabeza!- un poco más a los empleados.

En estas circunstancias, las conductas individualistas predominan sobre las consideraciones de solidaridad. El frente empresarial es monolítico: Productividad y rentabilidad son el mantra único. En la vertiente obrera hay división, fragmentación, un desgarro entre el imperativo de las cuentas a pagar mes a mes, y la identificación con el compañero que vive en similares condiciones, pero que no deja de ser un rival en el ámbito laboral.

Una fricción además que, fácilmente, nace y se reproduce en el hogar, como muy bien apunta la película: El cónyuge del trabajador, que no vive diariamente codo con codo con los compañeros, es muy probable que se incline por las prioridades que hay en el seno de la familia. Germen de desacuerdo, de inestabilidad en la pareja.

Nada es irremediable ni irreversible nos dice la película; pero, en forma realista, también nos dice que habrán perdedores...

PS: Hacía tiempo que quería volver a ver Cabaret, la obra maestra de Bob Fosse ambientada en el Berlín de inicios de los años treinta. Tal vez no fuera del todo casualidad que decidiera verla este mismo fin de semana...: ¿A quién pertenece el futuro?...

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