El sr. Pedro J. Ramírez es un gran periodista, una persona muy erudita que impulsó extraordinariamente un periódico que fue significativo en el tránsito del franquismo a la democracia, Diario 16, y que dirige ahora, creo que desde hace cerca de veinte años, EL MUNDO, ambos de Madrid.
No me pierdo su carta del director de los domingos, que siempre parte de algún evento histórico que él rememora por su paralelismo con alguna situación actual de la política española o internacional.
Hoy no ha sido excepción, y el tema ha sido, a una semana de las elecciones en Cataluña, la corrupción del partido gobernante en Cataluña, la coalición Convergència i Unió (CiU), que ha gobernado por más de veinte años desde la restauración de la democracia, vía Constitución de 1.978. Hay investigación policial en marcha a la que, tal parece, ha tenido acceso privilegiado EL MUNDO, conforme el actual presidente Artur Mas, y Jordi Pujol, tres veces presidente de la Comunidad Autónoma catalana, han recibido comisiones y las han transferido a Suiza.
Mi muy admirado Gregorio Morán -Sabatinas Intempestivas de La Vanguardia de Barcelona- hace dos semanas titulaba su sabatina, "Plebiscito para la impunidad" (por cierto, en el periódico secesionista para P.J. Ramírez, alarmadísimo por la falta de pluralidad en la prensa de Barcelona, vendida a las subvenciones del gobierno catalán). En fin, que entiendo las dudas que genera la ética política que haya mantenido la coalición CiU...
Lo que es injustificable y ofensivo (iba a añadir incomprensible, pero lamentablemente no lo es) es que el sr. P.J. Ramírez califique el proceso democrático que vive Cataluña como "tragicomedia (...) que tuvo su primer acto en el disparate del Estatut y tiene su segundo acto en el delirio de la independencia". Así es la percepción del director de EL MUNDO de los que no sentimos que España sea nuestra patria porque no nos despierta ningún fervor nacional: disparatados y delirantes ( y si hurgamos un poquito en la hemeroteca de las últimas semanas, alguna insinuación encontraremos -hipótesis número dos- de que somos nacionalsocialistas...).
Bien, el artículo de Pedro J. Ramírez es posible que logre aumentar la abstención y restar votos a CiU; sin embargo, apostaría -uno- que también logrará aumentar los de otras opciones más abiertamente independentistas que ésta y -dos- que no habrá movido un solo milímetro el sentimiento nacional por España desde Cataluña...