Esta pregunta me la han hecho varios estudiantes, en los últimos días, con motivo de que las elecciones legislativas en Cataluña han tomado un relieve inusual en los noticieros, dado su carácter, al menos implícitamente, plebiscitario: Partidarios de la independencia vrs. partidarios de seguir formando parte de España.
Respuesta: Sentimentalmente sí, soy independentista. Ya está escrito en más de un lugar, en este blog, en particular a raíz del Mundial de 2010, mi indiferencia por lo español. En aquellos días tuve que esforzarme por disimular, y no chasquear a mis interlocutores que me felicitaban efusivamente. Dicho de otro modo, considero mi pertenencia a España sólo como una modalidad administrativa.
Dicho esto: Mi voto político no es independentista. No es descartable en el futuro la independencia de Cataluña, pero los pasos a emprender han de ser muy bien programados y consensuados políticamente. La coalición vencedora Junts pel sí propone una vía rápida que siento muy riesgosa. Sus posibles aliados en el Parlamento catalán -también soberanistas- es la CUP, muy radical en su planteamiento socio-económico (y ya no tengo veinte años).
Por otra parte, los partidos contrarios a la independencia, digamos constitucionalistas (de una Constitución que ha envejecido rápidamente, y se le nota su gestación muy condicionada por el franquismo), Ciutadans, Partido Popular y PSC (socialistas) no proponen ningún cambio significativo en la relación Cataluña-España. Podría haberlo hecho el PSC, en tiempos no muy lejanos, partido mayoritario en Cataluña. Pero, hoy por hoy, es muy dependiente de su hermano mayor, el PSOE, cuya falta abrumadora de liderazgo explicaría que no es descartable, increíblemente, que el Partido Popular pudiera volver a ganar las elecciones en España, previstas para el próximo diciembre.
Más allá del sufragio, mi criterio es llegar a un acuerdo, con el gobierno español que salga en las elecciones recién citadas, para programar la celebración de un referendum de autodeterminación, al estilo del celebrado el año anterior en Escocia (o años atrás en el Quebec, Canadá). De manera que ni abusar de una mayoría parlamentaria frágil (JPS más CUP cuentan con 72 escaños, la mayoría absoluta son 68) tomando decisiones trascendentales de manera unilateral, ni renunciar al proceso abierto hacia la libre elección de los catalanes acerca de su pertenencia a España.
De momento desde Madrid, por enésima vez, total incomprensión: Que los partidos proindependentistas hayan obtenido el 47'2% de votos y 72 escaños no es una victoria, sino una "derrota", "el fin de la aventura soberanista" y otras lindezas...(puro 1.984)...