Costa Rica, como tantos países, ha desplegado una fortísima campaña antitabaco. Sin embargo, el auténtico daño sanitario, económico, social y moral, lo causa el alcohol. En La Nación del viernes, pág. 12A, se informa que la "Policía atiende cada hora un caso de violencia contra mujer (...) en la mayoría de los casos el atacante había consumido licor..." Qué lástima para los fundamentalistas anticigarrillo que la noticia no añadiese algo así como: "muchos de ellos habían también consumido tabaco...".
No pasan quince días sin la noticia de un grave accidente automovilístico, o un atropello mortal, en el que está involucrado un conductor bebido. Qué lástima que, en ningún caso, en ninguno, no reporten que el vehículo del sospechoso estaba lleno de chingas de cigarrillo...
Sigan botando dinero en la persecución del tabaco, auguro enormes éxitos en la lucha contra las plagas de verdad: La violencia doméstica y la conducción con tragos...
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