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Que tengan unas gratas y entrañables Fiestas y que el Año Nuevo sea de progreso en todo lo que se propongan.
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lunes, 24 de diciembre de 2018
sábado, 15 de diciembre de 2018
EL LABORATORIO
Les
voy a contar el sociodrama del que
fui hoy testigo, sentado en la terraza del bar La Odisea, sito en el cruce de las calles Homero y Virgilio. El
semáforo estaba descompuesto, la luz ámbar en ningún momento se apagaba, de
manera que indicaba dos señales a cual más ambigua: Rojo y ámbar o verde y
ámbar, a la vez. Y pasó lo que tenía que pasar, en una de sus dos posibilidades
más obvias: Una, chocan dos vehículos que interpretan, cada uno a su manera,
que todavía les da tiempo de cruzar. Dos, un conductor se sorprende de la
desconcertante señal y decide, en el último momento, frenar un tanto
abruptamente, lo suficiente para que un conductor que va veloz, y no mantiene
una distancia adecuada, le golpee por detrás. Ha sucedido esto último.
Protagonistas: Una mujer madura, titubeante; un joven que venía detrás,
impaciente.
Los
daños han sido relativamente escasos. La señora más que nada estaba asustada y
nerviosa, el hombre entre incrédulo y desquiciado; sin embargo, se ha contenido
y su actitud ha sido respetuosa.
Lo realmente llamativo, y que me ha hecho sentirme como inmerso en un laboratorio de experimentos sociológicos, son los comentarios de los transeúntes, recogidos al vuelo en los minutos posteriores al incidente. Constituyen una suerte de galería de personajes tipo, una micromuestra de la variedad y la complejidad de nuestra vida urbana y, por ende, de nuestra sociedad. Veámoslo:
-“¡Qué
mal conducen las mujeres, lo que hay que ver¡”.
-
“Reconozco que a veces pecamos de temerosas, pero es que los hombres, ¡qué imprudencias,
qué temeridad¡”.
-
“Es culpa del ayuntamiento, no da mantenimiento oportuno a los semáforos”.
-
“Este cruce forma parte del Plan de Rescate Peatonal, pero son muchas las
presiones para irlo demorando”.
-
“¡Claro¡, esos separatistas sólo preocupados por la independencia, y
descuidando la gestión del día a día”.
-
¡Santo Cielo bendito¡ podría haber sido muchísimo peor, se imaginan que hubiera
sido un ciclista, ahora que hay tantos”.
-
“A mi me pareció que la señora andaba distraída con el móvil”
-
¡No, para nada¡ más bien era el tipo el que no iba mirando al frente”.
Un
último que me ha gustado:
-“Qué
bonito el mensaje de ‘Campeones’, nadie se da cuenta de su propia discapacidad
y cree ser de lo más normal…”
También
, desde luego, fueron numerosos los que apenas echaron un vistazo y
prosiguieron su camino; no entendí para nada lo que comentaron entre sí un par
de magrebíes, y no faltó una pareja arrobada que, ensimismados en sus
carantoñas, casi se dan de bruces con el auto de la señora, que quedó en plena
intersección…
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