miércoles, 20 de febrero de 2019

"COLD WAR": LA PERFECCIÓN NO ES DE ESTE MUNDO...

Una historia de amor que aspire a la perfección -imposible, ya, pero que trate de acercársele- ha de suceder, al menos en algún episodio, en París. Así es en "Cold War" (Pavel Pawlikowski, Polonia, 2018).

Tan precisa y austera en su lenguaje en blanco y negro, tan fascinante -al estilo "Roma"- en la reconstrucción de ambientes. Una obra maestra. Critica tanto al comunismo como al capitalismo: Ambos te empujan a dejar de ser tú mismo; uno, por la obediencia ciega al Partido; el otro, si te entregas a la religión del éxito. La enorme diferencia, desde luego, es el ámbito de libertad para que tomes tus decisiones, y las consecuencias de ese ejercicio de la libertad.

Zula y Wiktor, en momentos distintos, optan por la libertad. Al reencontrarse, Zula percibe a un Wiktor transmutado, de opositor al comunismo en escalador de la fama en las cimas parisienses. Sin embargo, el amor, este sentimiento tan inefable, tan explicado como inexplicable, si es genuino -y recíproco (¡ay!)- es inexorable, es invencible. Zula y Wiktor recorrerán, cada quien a su manera -pero ambos intentando huir de sí mismos- unas vicisitudes dolorosas, para finalmente dejar de escapar y volver a estar juntos. Esta vez de manera definitiva, que nada ni nadie obstruya su deseo de felicidad eterna. Pero esto sólo sucedió en el Paraíso...¿terrenal?...

martes, 5 de febrero de 2019

DEL MICROCOSMOS AL GOLPE, PASANDO POR "SINCLAIR"...

La vi el sábado y ya son varias veces que me viene a la mente, inopinadamente: "Rojo" (Benjamin Naishtat, Argentina, 2018) retrata, desde una pequeña ciudad de provincias argentina, cómo la suma de pequeñas -y no tan pequeñas- corrupciones en una sociedad que cada vez calla más, o mira para otro lado, porque, quien más quien menos, en alguna de ellas participa, desemboca en una grave crisis de Estado. En el caso argentino, como tantos otros en América Latina, en un golpe de estado a cargo del estamento probablemente más corrupto de todos y, sin duda alguna, con más medios para llevarlo a cabo: el militar.

En los flashes de la memoria destaca el detective Sinclair: Todo un personaje que podría dar para una serie tipo Pepe Carvalho (para los que no lo conozcan, vean en wikipedia a su papá, el escritor barcelonés Manuel Vázquez Montalbán), pero en clave latinoamericana. Es chileno, viene de Santiago, se ha hecho famoso por un programa de televisión -parece ser lo que hoy llamaríamos un reality show- y es ferviente católico. Una vez resuelto el caso, supongo -interpreto- que es tal la claridad de que el hecho de que la verdad salga a la luz no servirá de nada, que al culpable sólo lo amonesta y reconviene como haría un confesor...

Allí podría empezar una segunda película, incluso una trilogía, con nombres de colores -cada vez más oscuros- para cada título, como hiciera Krzysztof Kieslowski con "Azul" (1993), "Blanco" (1994) y "Rojo" (1994). Para más detalles, ya saben, www.filmaffinity.com...