Fin de vacaciones con este clásico.La polémica e incluso mítica novela de J.D. Salinger, de título un tanto misterioso, hasta que en la página 230 de un total de 279 (en la edición de Alianza Ed. 4ª. 2010), se nos devela: "...muchas veces me imagino que hay un montón de críos jugando a algo en un campo de centeno y todo eso. Son miles de críos y no hay nadie cerca, quiero decir que no hay nadie mayor, sólo yo. Estoy de pie, al borde de un precipicio de locos. Y lo que tengo que hacer es agarrar a todo el que se acerque al precipicio, quiero decir que si va corriendo sin mirar adónde van, yo tengo que salir de donde esté y agarrarlos. Eso es lo que haría todo el tiempo. Sería el guardián entre el centeno...".
Holden Caulfield, el protagonista adolescente nos narra sus ansiedades, temores y fobias; también anhelos y sueños, en un lenguaje que incluye giros y reiteraciones propias de un joven colegial. Fuma, bebe, recibe la visita de una prostituta...lo que, claro, provocó tamaño revuelo cuando se publicó sesenta años atrás. Pienso que, en sus inquietudes, pueden perfectamente sentirse identificados los jóvenes de hoy en día, por eso sigue siendo -nos informa Wikipedia- uno de los libros más solicitados en las bibliotecas de los Estados Unidos.
Destacaría, ya hacia el final del libro, como un pasaje magistral, para leer junto a los jóvenes, en un aula de secundaria, la visita que Holden hace a un admirado profesor, el señor Antolini, que trata de hacerle comprender qué es lo que le está sucediendo y cómo debería de responder, de reaccionar a este angustioso período que está viviendo. Las citas serían muy largas, entre las páginas 247 y 251 de la edición citada, por ello prefiero no hacerlo textual: Antolini le dice a Holden que siente que va hacia una caída profunda (o sea que Antolini hace un poco de guardián entre el centeno...), que teme que pueda incluso morir por cualquier tonto incidente. Tiene que plantearse adónde quiere ir y que cuando lo sepa se dará cuenta que es importante el colegio para un muchacho inteligente como él, pues la educación académica "al cabo de un tiempo comenzará a darte una idea de la talla de tu inteligencia", esto es, le ayudará a clarificar su futuro de acuerdo a sus capacidades y habilidades, "...ahorrarás una enorme cantidad de tiempo al no probarte ideas que no te van, o que no te favorecen. Comenzarás a saber cuáles son exactamente tus verdaderas medidas y vestirás a tu mente de acuerdo con ellas".
Me parece formidable, qué lástima que Antolini, cuando Holden ya duerme en el salón de su casa, después de tan lúcida intervención, se acerca a acariciarlo, situación realmente inconveniente e inapropiada por más que Antolini se hace el sorprendido por la reacción alarmadísima de Holden. Este nos dice, a los lectores, "me han pasado cosas así como veinte veces desde que era un crío. No lo aguanto" (255).
El final es alentador, hay esperanza, no habrá huida a ninguna parte, salida en falso...Al despedirse de su amadísima hermana pequeña Phoebe, ésta quiere acompañarlo, está decidida a dejar también el colegio, la familia e irse con su hermano. Holden no lo admite de ninguna manera, se enfada mucho, lo que provoca el enojo de Phoebe. Después de un rato de silencio, se produce una deliciosa escena de reconciliación en el tiovivo del zoológico...Phoebe parece que será la que frenará la caída que vaticinaba Antolini. El amor es el resorte que da la fuerza para evitar el abismo, el derrumbe...