Viernes, en clase de Maestría comentamos los trabajos realizados a partir de los escritos del blog en su etiqueta estrategia, la mayoría de los cuales gira en torno a alguno -o los tres- de los elementos del trípode invisible como propuesta conceptual o modelo de buena ejecución estratégica.
El liderazgo es el tema predominante, pero al indagar qué hay en la base de un buen ejercicio del liderazgo, las intervenciones van escorándose hacia el tema de la comunicación, en especial de su ausencia o perturbaciones, sin dejar de lado ni mucho menos como los artefactos tecnológicos tienden a recrudecer las dificultades.
También va quedando en evidencia algo que nos suele costar a todos: De previo a saber comunicar hay que saber escuchar. Nada fácil, requiere paciencia, capacidad empática, serenidad, humildad...cualidades inexcusables en un líder.
Clase en definitiva, sustanciosa, de las que sales con una grata impresión de que todos aprendimos, de que todos hemos dado un paso, por milimétrico que sea, para ser mejores en nuestros trabajos, en nuestras vidas.
Sábado, una tarde tranquila y lluviosa, con esa lluvia pertinaz pero tenue que más bien acentúa la sensación de apacibilidad, sólo silencio y un susurro de fondo...También con la soledad de compañía. Esa acompañante inefable: A veces apetecida, a veces indeseada; en ocasiones oportuna, en otras intempestiva; reveladora o desasosegante, según la dosis...
Reviso películas -dvd's- pendientes de ver...Escojo "La llegada" (Arrival, Denis Villeneuve, EE.UU, 2016), que hacía ya al menos dos meses que la había comprado, pero no me había apetecido verla, quizás por un cierto prejuicio con películas de ciencia ficción y más de alienígenas...
¡Qué inspiradora y conmovedora!, y con esa banda sonora, sobre todo la pieza final de Max Richter -"On the nature of daylight"- que no dejo de escuchar desde que tomé papel y bolígrafo y escribo, casi ansioso, buscando expresar lo que te provoca una obra artística -como ya he dicho otras veces- que te agita, te sacude, te resulta imposible permanecer indiferente...Y es que, precisamente, la médula de la película es la comunicación, en este caso, con los extraterrestres que -en número de doce, como apóstoles con un mensaje de paz y concordia- han aterrizado en diferentes puntos del planeta.
Dos connotados científicos, una especialista en lenguas y otro en astrofísica, son los encargados de intentar establecer comunicación con los visitantes. La impaciencia, la soberbia, la ignorancia del conglomerado político-militar, se confabulan para, bien una catástrofe -los extraterrestres responden a un ataque militar-, bien perder una excepcional oportunidad de diálogo con una civilización capaz de viajar desde millones de años luz de distancia...
La película es optimista y deja un mensaje esperanzador...e irrealista; pero como alguien escribió recientemente: No seamos injustos con el futuro...
Apunte final: Hay historia de amor que, más allá de lo previsible, contiene un diálogo final que podría pasar a la antología de las escenas más románticas de la historia del cine, sin los habituales tópicos de las locaciones cool y de las atmósferas pre-cocinadas y almibaradas (por ejemplo, recargadas de candelitas). Sólo un breve intercambio de frases, curiosamente -toque maestro, entre tantos- de espaldas a la cámara...Broche de diamante sobre lo que se puede comunicar con brevedad ,sinceridad y sentimiento...Inolvidable..
