Hace ya muchos años, como para que parezcan todavía más: "A finales del siglo pasado...", en el segundo número de la Revista Desarrollo Profesional del Colegio de Profesionales en Ciencias Económicas de Costa Rica, me publicaron un artículo con el título de "A igualación técnica, cultura fuerte". Siempre lo utilizo en la versión soft del Seminario de Gestión Estratégica (que también denomino 2.0 para darle un aire de tecnología de última generación...)
Voy a retomarlo para actualizarlo formalmente, pues en sus ideas esenciales -perdón por la inmodesta autovaloración- no ha perdido un ápice de actualidad: No hay secretos técnicos, las múltiples herramientas para la gestión empresarial están disponibles en universidades, tecnológicos, colegios técnicos, infinidad de seminarios y talleres, y en no menos opciones virtuales en Internet. Lo decisivo para el éxito empresarial o institucional es una cultura fuerte basada en valores, que le dé a la organización capacidad de cambio, de renovación, sin perder la cohesión interna. Es decir, que la aplicación científica, las técnicas de gestión, lo sean en un contexto de esenciales valores culturales-organizativos: comunicación, cooperación, confianza, compromiso...Observen que estas cualificaciones empiezan todas por la letra c, por ello me gusta sintetizar que una cultura organizacional positiva es aquella que logra el círculo virtuoso de las ces culturales...
El gran pegamento organizacional es la comunicación, es el alimento, la savia que si recorre todos los recodos de la institución, va facilitando el florecimiento de los demás valores: la cooperación, la cohesión, la confianza. Los principales responsables de que circule con fluidez la información, como base de la comunicación, son todas las personas con autoridad formal (en el organigrama), que sepan constituirse en líderes por su coherencia entre lo que dicen y lo que hacen, por ejemplificar en su quehacer cotidiano el compromiso que exigen a sus colaboradores, por conciliar las posibles diferencias de criterio propias de que se fomente el debate de las ideas (obsérvense más ces: coherencia, conciliación, consenso).
Lo contrario de una cultura fuerte o sólida, curiosamente también podemos perfilarla utilizando ces, es una organización en donde el liderazgo (supuesto) es contradictorio, confuso; hay corrupción moral y/o económica (difícilmente van separadas), el personal se va haciendo cada vez más cínico...
Así pues, una cultura fuerte será el gran activo invisible (concepto del japonés Hiroyuke Itami) en el que fundamentar una ventaja competitiva sostenible, esto es, que la estrategia competitiva que se haya diseñado sea eficazmente puesta en práctica (como se dice ahora en pésimo neologismo implementada).
Los competidores podrán ver -espiar si se quiere- las instalaciones, los equipos, las máquinas (los activos visibles, vaya), y tal vez copiar algo, lo que es irrepetible, infotografiable, incopiable es el alma de una organización. Inevitable -y un gran placer- acabar con un apunte futbolístico: Grandes rivales del Barça podrán comprar -a través de sus presidentes-propietarios multimillonarios- jugadores, entrenadores, managers, lo que les resultará imposible, en un corto y mediano plazo, es comprar el compromiso, la confianza, la cohesión que caracteriza al Barça como equipo que, encima de un terreno de juego, orquesta una combinación de talento y esfuerzo perseverante como no la ha habido en la historia del fútbol...Amén...