Las apariencias engañan, la realidad contiene pliegues, si no nos gusta enjuiciamos más bien con precipitación y dureza. He tenido ocasión de platicar con mi interlocutora amorosa -amorosa interlocutora también- y la cito así porque, de momento, no se me ocurre otra forma que no sea muy convencional y sesgada...
Mi reflexión sobre el donjuanismo, versión femenina (17-6-2015), reproducida en "Love bites" (27-8-17), debo reconsiderarla, y entender y asumir que la conducta reseñada no implica un "abandono" -eco de la herida narcisista- sino una forma de integrar, de asimilar, una determinada experiencia, sabiendo o reconociendo, que la urgencia por repetirla, dado el banquete de los sentidos en que nos hemos deleitado, sólo anticipa su erosión futura y, en no pocos casos, un desenlace bastante previsible...
Es pues una etapa superior en la educación sentimental, que requiere un aprendizaje, no exento de sinsabor, en la eterna tensión entre la emoción y la razón. No recomendable para jóvenes, que deben vivir etapas previas, con sus placeres y dolores, con sus aciertos y errores (ojalá no irremediables). Sería bueno asímismo que contaran con PG, como señalan las películas en las que se recomienda una "guía parental", un adulto que ayude al joven a obtener el mayor fruto de la experiencia que le van a narrar... Lo que suele suceder es que el adulto aún necesita más guía...
Inesperado final, por este período, de mis reflexiones compartidas en este medio. Muchas gracias a los visitantes del blog, muy especialmente a los seguidores. Feliz Año Nuevo 2018, que sea de progreso en todo lo que se propongan.