Estoy leyendo artículos y noticias sobre la Inteligencia Artificial, una innovación disruptiva que está implantándose -captando usuarios- a una velocidad como ninguna anterior y, asimismo, evolucionando hacia formas más perfeccionadas a similar ritmo. Un par de consideraciones a partir de esas lecturas:
Los LLM, por sus siglas en inglés, (Modelo de Lenguaje
Grande, traducido literal), los lenguajes con
los que se impulsan los chatbots se nutren de todo lo que se les
alimenta, lo que incluye “aguas residuales” como señala eufemísticamente un
autor(1), y si comen eso, vierten eso, lo que a su vez se convierte en nuevo
alimento para el LLM.
La IA tiene un efecto catastrófico en la inteligencia real
reflexiona Niall Ferguson (2), refiriéndose muy particularmente al ámbito
académico, se hunden las horas de estudio, sustituidas por búsquedas de
respuestas por ChatGPT y demás aplicaciones de IA, constituye una
“externalización del estudio” que, claro, ahorra lecturas y, con ello, el
desarrollo del pensamiento crítico y la capacidad de estructurar análisis….
Y ante este diagnóstico, copio la radical propuesta de este
autor…
Entonces, ¿cómo deberían
responder las universidades? Recientemente, sugerí cinco pasos clave en la
Universidad de Austin, de la cual soy consejero fundador:
- Crear un espacio aislado en el cual se puedan conservar los métodos
tradicionales de aprendizaje y del que estén excluidos todos los
dispositivos. Se llamaría «el claustro».
- Partir de la base de que todo estudio fuera del claustro se llevará
a cabo usando LLM. Este espacio se llamaría «la nave espacial».
- Dentro del claustro, reservar tiempo para: a) leer libros impresos,
b) debatir textos y problemas, c) escribir ensayos y conjuntos de
problemas con papel y boli y d) evaluar mediante exámenes escritos y
orales.
- Establecer unas siete horas de trabajo al día en el claustro,
reservando la IA para el tiempo en la nave espacial y vacaciones.
- Revisar todos los procedimientos de admisión para garantizar que
las universidades atraen a estudiantes capaces de sobrellevar la
disciplina del claustro así como las oportunidades de la nave.
(1) “El chatbot de Musk empezó a proferir
propaganda nazi. Esta no es la peor parte”. Zeynep Tufecki. TNYT, 14/7/25
(2) “El gran robo de cerebros de la IA y
cómo las universidades pueden contrarrestarlo”. Niall Ferguson. El Mundo.
13/7/25