En una conversación en una actividad social, un invitado habla casi con fervor de la empresa para la que trabaja....¡click!, me viene a la mente el tema de las empresas secta que me interesó, hará un par de años, a partir de la lectura del libro que cito más adelante y que fue la base del artículo que adjunto...Hay, al inicio como van a ver, una mención a Japón. Las Fuerzas Supremas de lo Alto les ayuden a superar esa gigantesca catástrofe...
El tema de la cultura organizacional ha ido acaparando mucha atención por parte de los estudiosos de la gestión de empresas y organizaciones, sobre todo a partir del éxito de compañías japonesas que lograron, primero penetrar y después liderar, variedad de sectores industriales en la década de los ochentas. Un auténtico milagro japonés teniendo en cuenta que en 1946 era un país no sólo derrotado militarmente, sino absolutamente devastado por ser, tristemente, el primer país en sufrir bombardeos con armamento nuclear.
Esta trayectoria exitosa despertó un fuerte interés en universidades estadounidenses, líderes indiscutibles en facultades de Administración de Empresas, en particular, los prestigiosos programas MBA, por investigar las claves de este excelente desempeño empresarial. La respuesta básica que encontraron no radicaba tanto en la aplicación de las técnicas de management desarrolladas precisamente en las citadas facultades, sino en la cultura organizacional que presidía las relaciones humanas en las empresas. Esta cultura se caracterizaba por rasgos como los siguientes: La confianza recíproca, fundamentada en el compromiso patronal por asegurar el empleo prácticamente vitalicio; ofrecer remuneraciones relativamente igualitarias y hacer partícipes a los trabajadores en el capital de la empresa, todo ello significativo generador de cohesión. El estilo de liderazgo muy participativo: Los flujos de comunicación intensos, de doble vía, entre la jerarquía y el resto de la organización. El sentido de misión: La empresa prospera y el país prospera con el esfuerzo y la cooperación de todos. Y, en definitiva, se lograba una sólida identificación con los objetivos de la empresa. El recurso humano, en suma, se consideraba auténticamente -no sólo como reclamo retórico para grandes ocasiones- como el activo más importante de la compañía.
Obsérvese que se han señalado como atributos predominantes: confianza, compromiso, cohesión, cooperación, comunicación. Lo que nos gusta acuñar como “el círculo virtuoso de las ces culturales” : Todos los valores enumerados inician con la letra ce, y conforman un círculo auténticamente virtuoso en que unos valores se retroalimentan positivamente con otros. Claro que, curiosamente, podríamos hablar también de un “círculo vicioso de ces anticulturales”: Conformismo, conflicto (mal encauzado o simplemente reprimido), cortoplacismo, corrupción...
En los tiempos actuales de globalización, de intensificación enorme de la competencia entre empresas, se está recurriendo a la creación de una cultura organizacional fuerte que, a priori, pretende compaginar los fines de la empresa con los de los empleados. ¿Es esto posible? Percibimos -sin poder generalizar desde luego; pero con testimonios significativos que provocan esta reflexión que deseamos compartir- que está emergiendo el fenómeno de que las empresas van moldeando la cultura organizacional de manera que van mutándose y adquiriendo características de secta[1], consagradas al objetivo unívoco de la rentabilidad empresarial. Dave Arnott en su sugestivo libro “El culto a la empresa” (Paidós Empresa, Buenos Aires, 2002), señala que, entre otras características, la empresa sectaria prospera haciendo a sus trabajadores adictos al trabajo. La empresa secta –siguiendo el apelativo de Arnott- valora a las personas no por lo que son, sino por lo que hacen, la identidad se va transformando: Tu identidad es tu rendimiento en la compañía. La empresa secta va convirtiendo el lugar de trabajo en el hogar del empleado; en algunos casos extremos, no debe ser inusual que el empleado llegue a pernoctar en la empresa.
La empresa secta, supuestamente, y de acuerdo a sus declaraciones institucionales (tipo misión corporativa) vela por el bienestar del empleado. Sin embargo, si éste no se siente bien, raramente la empresa lo asumirá: El malestar revela que algo pasa en el empleado, no en la organización. En palabras de Arnott: “...las sectas empresariales no toleran a las personas que no están bien, porque eso indicaría que hay algo malo en la organización” (146).
¿Qué debe estar ocurriendo en las empresas secta? Sabemos que unos desertan: “vivía, respiraba y soñaba por ‘X’” , nos declara un ingeniero que pasó medio año en “X”, una empresa líder mundial en una rama de la tecnología informática... Otro colega añade: ”sólo veía a mi familia dormida”... Otros se integran, estilo los softies de Microsoft de que nos habla Arnott, los cuales sienten que su trabajo tiene una dimensión prácticamente de misión salvadora de la humanidad (lo que, por cierto, y en Costa Rica, hemos percibido en algunos “promotores” de empresas comercializadoras multinivel). Y, barruntamos, deben haber los que no renuncian, pero tampoco se entregan incondicionalmente, que improvisan, inventan, se camuflan para lograr la sobrevivencia sin pagar un precio desmesurado en su vida personal-familiar...
Cerramos la reflexión con la pregunta que Arnott (234) formula a los que ve por caer en empresas secta: ¿Cuánto estás dispuesto a aceptar que te paguen para que compren tu infelicidad?...¨
[1] No confundir con “secta empresa” pues, en este caso, el orden de los factores sí altera el producto: Secta empresa es el caso de la secta que, con el tiempo y su gran éxito en captar miembros (y diezmos o similares), se convierte en grupo empresarial...Tema para otra oportunidad.
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Recientemente se ha venido desarrollando lo que yo relaciono como la ley de la Selva, en donde la metáfora dice que el mas fuerte debe triunfar. Las grandes compañías que se desarrollaron bajo una cultura organizacional de algún tipo comenzaron a implementar modelos de otra compañía, que funciono en algún lado del orbe con otra cultura y hacerla como suya, esta cultura se esta homologando y no es propia, yo pienso que esta perdida de identidad traerá enormes consecuencias al comportamiento de los negocios a nivel mundial ya que como lo vemos en el mercado las grandes compañías con enormes recursos han venido comprando a otras mas pequeñas por sus necesidades de expansión y diversificación, pronto tendremos mega compañías con un portafolio amplio de productos de toda clase y solo unos pocas en el mundo, en donde lo que no es rentable, no se va a producir y en la búsqueda del cumplimiento de los objetivos súper agresivos lo que si renta lo van a sobre producir con todas las consecuencias que esto pueda acarrear, en el mundo de los negocios de ahora la única palabra que manda son los resultados, que están por encima de todo, estos serán los futuros empleadores y esa cultura si no hacemos algo al respecto se va a lograr su homologación en el mundo.
ResponderEliminarConcluyo con la respuesta a la pregunta del texto de acuerdo al panorama presentado, de mi forma de ver la evolución de la compañías y el daño que nos causo saber demasiado a través de tanta información.
Págueme lo que quiera pero deme trabajo….
Randall Fallas Villalta
Reviso la lista del curso...más de diez años en empresa privada...Se nota. Muchas gracias.
ResponderEliminarConseguir que el empleado tenga los mismos valores que la empresa es la mejor forma de fidelizarles. Muchas personas venden sus valores (sinceridad, generosidad, comprensión, solidaridad, libertad, amistad, amor), si es que los tuvieron alguna vez, a cambio de placeres materiales o, directamente, por dinero.
ResponderEliminarAl igual que en las sectas, no todos los fieles gozan de los mismos privilegios, algunos ni eso: tienen bajos sueldos, horarios laborales incompatibles con el ocio personal y apenas se les reconoce su trabajo. Estás personas forman la base de la secta o empresa, lo que puede generar un conformismo en la empresa, en personas que no buscan como crecer, su visión es casi nula y no se trabaja de la mano con los objetivos de la empresa ni mucho menos aún enfocados en la misión de la misma.
En lo que respecta, vamos enrumbándonos a crear una imagen con base en nuestras funciones, a la manera en que se realizan, y se busca que nuestros hogares pasen a segundo plano.
Al “capital humano”, es de rigor darle suma atención; tanto a las necesidades sociales como psicológicas de los trabajadores si se quiere darle continuidad y competitividad a la empresa.
ResponderEliminarLas empresa sectas las considero como un medio de explotación del hombre por el hombre donde al empleado se manipula sicológicamente y se destruye su personalidad.
De esta forma son explotados en su mayoría personas jóvenes de entre 20 y 30 años, ¿Como? Aprovechando que son estudiantes recién graduados sin experiencia y viven con en un nivel socioeconómico medio, inteligencia normal, no satisfechos con la sociedad actual, donde el trabajo es escaso y con claros deseos de surgir . Este es el perfil más habitual de las personas susceptibles de caer en las redes de las sectas, aunque cualquier persona puede caer.
“ Las venas abiertas de América Latina”, libro que leí en el colegio y me recuerda como los diferentes imperios a través de la historia nos han explotado hasta el tuétano; objetivo final de estas empresa a través del empleo, sin importarles el daño colateral que crea en los seres humanos. Muchos de los daños causados por este tipo de sometimiento; comentó mi hermano Julio León LIC Sicólogía de la ULATINA causan verdaderos trastornos sicológicos como: inseguridad, estrés excesivo, problemas de la memoria, deficiencia atencional y hasta esquizofrenia e intentos de suicidio.
En respuesta de la ? Páguenme lo necesario para poder suplicar por mas
ResponderEliminarESTO VA DE LA MANO CON NUESTRO AFAN DE GENERAR RIQUEZA EN VERDAD
cuanto dinero necesitamos para ser felices?
No es cierto que siempre se ven las cosas por resultados no por objetivos
En este caso de este artículo, he podido apreciar que se hace una comparación entre una cultura devastada como la japonesa que basándose en principios confianza, compromiso, cohesión, cooperación, comunicación, ha llegado a convertirse en un líder mundial y de éxito, no sólo se caracteriza ventas grandes sino productos de calidad como ya conocemos sus marcar insignia que son símbolo de calidad como ha sido Toyota, Nissan, Honda en el sector de vehículos, o Sony, Canon, Sansung en otro tipo de mercado, pero siempre apuntan a la calidad total, y que para lograr dicho éxito se han basado en una cultura organizacional donde los japoneses se siente felices en su trabaja son motivados por sus patronos de diversas formas y ellos dan lo mejor de sí para que la organización progrese así como el país. Y por otro lado tenemos que la cultura norteamericana quiso copiar dichos principios para aplicarlo en sus organizaciones, pero evidentemente el efecto nunca fue el mismo, ya que los Americanos sólo tenían como objetivo la globalización así como acuñar más ingresos en sus caudales, con una competencia entre las organizaciones devoradora, donde tratan de venderle a sus colaboradores la idea de que las organizaciones lo son todo para ellos, mañana, tarde, noche, desayuno, almuerzo, cena, (24/7) todo es la organización, donde los autores llegan a la conclusión que la organización lo es todo para ellos y es similar a una secta, tanto es así que las personas se vuelven tipo zombis y se olvidan de todo su familia, su salud, todo es hacerlo por la empresa, este caso pues no sólo se da en las organizaciones privadas yo trabajo en una organización estatal, donde lo que les interesa a los jerarcas es la producción y evaluación del rendimiento de sus empleados por cantidad de causas o expedientes resueltos y aquí suceden dos cosas una la poca calidad con que se tramita el expediente y que la final el resultado no va a ser el mejor y se le exige a los colaboradores trabajar muchas horas con el fin de que se cumpla con los fines de la organización ignorando su familia y hasta daños para la salud. Claro, distinto sería la situación como sucede en la cultura japonesa, donde existe principios que ayudan a adquirir compromisos con las organización de una manera distinta donde ambos ganan, pero como se menciona en el texto, en nuestra cultura si algún funcionario tiene algún problema de lo que sea, por ejemplo de salud físico o emocional eso a la organización no le interesa, usted con su problema y yo la organización siempre con sus fines, concuerdo con lo que dice el texto a las organizaciones occidentales sólo les interesa la función como tal y no las personas, creo que cuando se aprenda a valorar ambas la situación daría un giro impresionante para las organizaciones desde un punto de vista no sólo de producción sino de un mejor posicionamiento social.
ResponderEliminarY yo concluyo haciendo eco con la siguiente pregunta que cita en su comentario,:’’ ¿Cuánto estás dispuesto a aceptar que te paguen para que compren tu infelicidad?...¨, eso es muy cierto cuanto estamos dispuestos a que nos paguen por perder nuestras vidas en las marañas de las organizaciones a las cuales como personas no les importamos, donde lo interesa es nuestras función, si hoy estamos y mañana no, simplemente pone otra persona y el trabajador nunca fue nada, así hay que saber hacer los cosas maximizar el tiempo al máximo y saber vivir comprometerse con la empresa diligentemente, para poder hacer una balance entre la vida personal y laboral y no terminar consumido a manos de organizaciones.