Había quedado rezagada con otros dvds encima, "Darkest hour" (Joe Wright, Reino Unido, 2017), la película que representa las semanas intensísimas, oscuras, llenas de una enorme incertidumbre que vivió Winston Churchill desde su nombramiento como Primer Ministro hasta su confirmación en el Parlamento británico para emprender la guerra contra Hitler, y descatar cualquier negociación de paz que impulsaban el ex-Primer Neville Chamberlain y su ministro Lord Edward Halifax.
Pocas veces en la Historia un hombre habrá tenido tan colosal responsabilidad al enfrentar una gravísima disyuntiva: Llevar a su país a la guerra contra la más poderosa maquinaria bélica de la Historia, o ceder a las voces que pedían apaciguamiento; pero que, en un análisis más riguroso del enemigo, implicaba comprometer la dignidad y la libertad, entregar la nación a la más perniciosa ideología perpetrada por ser humano alguno: el nazismo. La imagen de las más emblemáticas instituciones británicas con una esvástica ondeando fueron el argumento concluyente para lograr el apoyo necesario a la decisión que había tomado: Entrar en guerra, abrir un capítulo de final absolutamente impredecible; pero que, eso era seguro, iba a exigir sangre, sudor, lágrimas y muchisimo coraje...coraje y coraje.
De previo a su alocución en la Cámara de Diputados (Comunes), en una escena memorable, no sé hasta qué punto ajustada a los hechos o en alguna medida fabulada por el guionista, Churchill baja de su vehículo oficial y decide ir hasta el Parlamento en el metro. En un vagón lo reconocen y se dirige a los pasajeros con total naturalidad - una faceta campechana innata, no la de los candidatos de hoy día aleccionados en sus cursos de conducta mediática- para darles a entender que se podían avecinar tiempos dificilísimos o evitarlos rindiéndose. La respuesta popular - en este pequeño e improvisado laboratorio - es unánime. Este sondeo auténticamente a pie de calle - no una encuesta de las de ahora de alguna firma de investigación de mercados (prestigiosa o de un pariente, de todo hay) - le ratifica en la decisión que debe de tomar.
Simultáneamente, llegan las noticias de Dunquerque: 826 embarcaciones civiles están ayudando a repatriar a miles de soldados atrapados en ese puerto francés. Esas dos reacciones de la población civil lo fortalecieron y lo inspiraron. El Reino Unido de la Gran Bretaña entra en guerra contra la Alemania nazi, cinco años durará esta tragedia. Con la intervención de los Estados Unidos, después del ataque a Pearl Harbour, los aliados lograron derrotar a Hitler. Antes de ello, recordémoslo, con dos episodios -que al igual que Dunquerque y Pearl Harbour han sido evocados por el cine en más de una ocasión- excepcionales, con un sacrificio de vidas como pocas veces en la Historia, aunque de signo muy contradictorio: El desembarco de Normandía y el bombardeo atómico de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki...
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