miércoles, 8 de mayo de 2013

EL SÍNDROME DE VIETNAM: LA CAÍDA DEL IMPERIO...

Este es el título -The Vietnam Syndrome- del artículo de Frank Snepp en Los Angeles Times del pasado 5/5. Repasa los errores cometidos hace cuarenta años en Vietnam y que se han repetido en las intervenciones en Afganistán e Iraq. Me he referido a ésta varias veces (ver etiqueta geopolítica), porque la interpreto como un gravísimo error político, de enorme costo económico y, sobre todo, una catástrofe humanitaria. No he comentado lo de Iraq porque, siendo peor en todos los sentidos, también es más evidente la abismal torpeza que cometió la Administración Bush, cuyo mayor beneficio ha sido -aprovecho para decirlo- haber adelantado alrededor de veinte años la llegada de un presidente afroamericano a la Casa Blanca...Afganistán es una operación digamos que más sutil, menos aparatosa y masiva, pero igualmente decisiva en el progresivo hundimiento del imperio estadounidense, iniciado, precisamente, en Vietnam.

Cuáles son los rasgos principales del síndrome, siguiendo a Snepp: 1. Comprar aliados. 2. Hacer la vista gorda con sus corrupciones. 3. Fiarse demasiado de su información de inteligencia. 4. Causar víctimas inocentes en operaciones supuestamente dirigidas a targets de altísima prioridad. 5. No poder controlar las fronteras aledañas por donde los insurgentes entran y salen cómodamente. 6. El muy conocido aforismo de que "en la guerra la primera víctima es la verdad": Por ignorancia, por optimismo infundado o, simplemente, por tratar de no perder el puesto, responsables militares y/o de los servicios de inteligencia, informan distorsionadamente de la situación real, ello provoca la toma de decisiones equivocadas, la repetición de errores, una de cuyas peores consecuencias es la decepción, la desesperanza, la pérdida de confianza por parte de ciudadanos que sí podían creer en la acción pacificadora y democratizadora de la intervención de los Estados Unidos...

Roma, España, Inglaterra, Francia, grandes naciones que fueron imperios, pero como todos los emprendimientos humanos, perecederos, más aún si no se evitan los desvaríos de los precedentes. Como alguien muy sabio dijo: "Sólo aprendemos de la historia que nada aprendemos de la historia...".

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