Lo habitual en las películas sobre la 2ª Guerra Mundial es explicar, desde algún ángulo, la tragedia de los judíos en medio de nazis, uniformados o no. Lore es una coproducción alemana-australiana-inglesa- de 2012 que narra el dolor de unos niños alemanes, de padres nazis desde luego, que deben de abandonar su casa. Los padres tratarán de huir, pero los hijos tendrán más posibilidades de salir indemnes si logran llegar a casa de su abuela, al norte del país, lejos de los territorios que están ocupando las fuerzas aliadas. Lore es la hija mayor, de unos 17 años, emprende la odisea con una hermana de unos 13, unos gemelos de unos 9 y un bebé que no llega al año.
El encuentro fortuito con un joven judío recién liberado, Thomas, proporciona una cierta alegoría de la relación entre alemanes y judíos, ciertamente favorable a éstos que, irrefutablemente, llevaron la peor parte en la mayor tragedia de la historia de la humanidad (sin dejar muy lejos al Japón, arrasado por dos ataques nucleares; pero Hollywood está en Estados Unidos).
La fortaleza, la determinación y la perseverancia de Lore es admirable, sin embargo el adoctrinamiento recibido la conduce a una fuerte desconfianza hacia Thomas, y a aceptarlo por la ayuda y la protección que representa. En su hostilidad inicial incluso no quiere que tenga el menor contacto físico con ninguno de sus hermanos.
En los esporádicos encuentros con gentes en pueblos y aldeas predominan dos situaciones: Escasa solidaridad, todos lo alimentos los va consiguiendo a cambio de joyas que le entregó su madre. Y veneración por Hitler. Las primeras fotografías que ponen a circular las tropas aliadas sobre los campos de concentración son recibidas con escepticismo e incredulidad, incluso escupen en ellas.
Un hecho terrible, un asesinato, es lo que acaba de sensibilizar a Lore hacia Thomas, no es ya un judío, es un cómplice de su crimen: Sucedió que tenían ineludiblemente que atravesar un río, el puente más cercano estaba derruído. Encuentran a un barquero que se niega a recibir algo a cambio que no sea la entrega carnal de Lore. Basta una mirada para que se pongan de acuerdo, mientras el barquero empieza a desnudar a Lore, Thomas lo agrade con una piedra; ante la duda, decide golpearlo de nuevo y lo mata...
Hacia el final del viaje ya llegan a una vía férrea, pueden hacer el tramo final en tren. Uno de los gemelos, el superviviente (el otro muere en un absurdo incidente), le esconde la billetera a Thomas, cuando van a revisar billetes Thomas debe de bajar del tren. Sólo así, explica después el gemelo al confesar su hurto, sería posible separarse de él...
Minutos después -en el metraje de la película- llegan a casa de la abuela, fin del viaje que no del espanto...En una escena que perfectamente podría ser el arranque de una segunda parte, Lore empezará a entender, cuando menos a intuir, el porqué de todo el desastre sucedido en su patria. Al sentarse a la mesa, el gemelo -imagínense con qué hambre- coge apresuradamente una rebanada de pan. La abuela se erige -en escena imborrable- en el símbolo atroz de una educación excesivamente disciplinada y rígida, que acompañada del adoctrinamiento ultranacionalista, posibilitó que el pueblo alemán pudiera entregar su destino a Hitler: La abuela es capaz de reprender severamente a su nieto. Lore casi se descompone, hace lo mismo y, además, derrama expresamente su vaso y bebe recogiendo el agua con el cuenco de la mano. Sube a su habitación y quiebra a pisotones una delicada porcelana que había conservado a lo largo del viaje como un pedacito de belleza en medio de la más absoluta sordidez...pero, para qué belleza y refinamiento sin capacidad de sentir, en definitiva, sin capacidad de expresar lo que nos hace verdaderamente humanos, el amor...
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