Claro y contundente artículo de Kevin Casas Zamora, notable politólogo (y decepcionante político) en La Nación (5-8-15, p. 29A), apuntando a un problema medular para el funcionamiento político de la República: "...la proliferación descontrolada de puntos de veto que hoy define a nuestras instituciones..." que conduce a la parálisis que se observa en las iniciativas que son decisivas para el futuro del país. Dichos puntos de obstrucción se alojan en la Sala Constitucional, la Contraloría General de la República y el Reglamento de la Asamblea Legislativa. Una auténtica carrera de obstáculos "en (la) que naufragan las mejores intenciones" y que convierten los "programas de gobierno y los Planes Nacionales (...) en una pérdida de tiempo (...). Son una carta de deseos y nada más".
La gobernabilidad se deteriora, los problemas se acumulan y agravan atrapados en una "vetocracia". Poco puede esperarse, continua Casas, de una Asamblea Legislativa muy fragmentada, por lo que sugiere que el instrumento a utilizar para iniciar las reformas necesarias es el referendum, la consulta directa a los ciudadanos. Hay temas que no se podrán abordar por esa vía pues se requerirían enmiendas constitucionales, pero se podría avanzar significativamente, "toda vez que una buena parte de los nudos gordianos que urge cortar para mejorar nuestra gobernabilidad están en la ley, no en la Constitución". Así sea...
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