domingo, 31 de marzo de 2024

EL FIN DE LA LECTURA, EL DECLIVE DE LA DEMOCRACIA...

 Juan Manuel de Prada reflexiona sobre "el fin de la tradición letrada" (ABC, 30-4-2024), cita a dos clásicos de la literatura de ciencia ficción -diría que inevitablemente literatura distópica- y el futuro que anticipan sobre la lectura: En 1984 los libros se prohibían, en Un mundo feliz ya no hacía falta, nadie leía, Añado yo Fahrenheit 451, los bomberos se encargaban...de quemar libros, Reflexiona de Prada, y lo comparto, que estamos en la etapa del fin de la lectura y, con ello, damos un paso más en la decadencia de la civilización.

Los síntomas son tan abrumadores como inquietantes. Me referiré al deterioro de la política e, indisolublemente, al desgaste de los sistemas democráticos, de la mano del excelente  análisis de Manuel Villoria en "Etica, política y frutas de temporada" (El País, 28-3-2024). Si don Manuel llega a leer el artículo anterior seguro que lo incorpora a su reflexión: Una clase política inculta que ha llegado a la política habiendo leído muy poco,  y que carece tanto de recursos dialécticos como de prescripciones éticas, "dando la imagen -dice Villoria- de que la política es la esfera de lo sucio, de la mentira, de la manipulación permanente...". Cuando debe de buscar, ante tantas incertidumbres que asoman en el futuro -o, dicho de otra manera, ante las certezas  del rumbo apocalíptico que llevamos- la conciliación de intereses divergentes, "la compleja construcción de un interés general que nunca está predefinido, sino que es fruto de la interacción, la escucha mutua y la deliberación...".

Al envilecimiento de la política contribuye la revolución tecnológica que posibilita el seguimiento de la conducta de los políticos hasta en los más nimios detalles - !eso está muy bien! pensarán-, pero que se convierte en munición, via efecto viral en redes, para enfangar el debate político, convertirlo en un interminable cruce de acusaciones y recriminaciones, en un lamentable espectáculo que aleja a la ciudadanía de la política, lo que se traduce o en abstencionismo, o, no estoy seguro que es peor, entregarse al candidato populista y demagógico, el fenómeno Trump me ahorra más descripciones.

En definitiva, sigo la diagnosis de Villoria, la ausencia de diálogo abre el espacio al autoritarismo, a la supuesta ejecución de soluciones rápidas y auténticas que el politico mesías sí proporcionará...

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