“La extraña derrota” de Marc Bloch es una obra que podemos clasificar como ensayo histórico sobre la capitulación de Francia ante la Alemania nazi en 1940, hecho que el autor, eminente historiador francés, considera “el desmoronamiento más atroz de nuestra historia” (pág. 79 de la edición que citaremos de Biblioteca de Bolsillo, ed. Crítica. Barcelona, 2009). Bloch escribe su intensa reflexión sobre la catástrofe que acaba de suceder, entre julio y septiembre de 1940, y es un recuento de los errores y omisiones que, en diferentes estratos de la nación – ejército, políticos, ciudadanía- precipitaron la ominosa y extraña derrota.
Setenta años después, mantiene una singular vigencia en tanto en cuanto señala debilidades en el funcionamiento de una sociedad democrática que, hoy por hoy, no nos harán caer bajo la tiranía nazi, pero sí bajo otras formas de esclavitud…
En el plano estrictamente militar, no me resisto a citar un detalle que me ha dejado intrigado, cito: “los aviadores alemanes no (subrayado mío) trataban de bombardear específicamente los estados mayores…” (139). ¿Código de honor o, más bien, no querían que la gerontocracia que estaba conduciendo la guerra tan mal fuera sustituida por una generación más joven y audaz?...
En lo organizativo son significativas –y de total actualidad- sus críticas a los comportamientos burocráticos: la lentitud en la comunicación, el temor a saltar la jerarquía en un largo escalafón cuando la situación era de emergencia, otro tanto respecto a delegar con flexibilidad más allá de lo reglamentado; los criterios de ascenso basados sobre todo en el mero paso del tiempo, y “la deplorable proliferación de órganos de mando” con la consecuencia de que “cuando el número de jefes superpuestos es excesivamente elevado, la responsabilidad se diluye entre ellos hasta el punto de que ninguno se siente personalmente involucrado” (104-105). En la pintoresca versión tropicalizada: mucho cacique para tan poco indio…Errores que en una situación de guerra, apunta Bloch, resultaron trágicos y que, en tiempos de paz, van erosionando la capacidad de desarrollo de un país.
En cuanto al funcionamiento del sistema democrático y el papel de los ciudadanos, una primera reflexión de Bloch es devastadora, resultó devastadora para una nación invadida: Se dio “una concepción errónea del interés público (…) una extraña prudencia” (133) que llevó a la rápida capitulación ante Alemania. Una profunda debilidad colectiva que, advierte Bloch, es la suma de numerosas debilidades individuales…
Otros vicios resultan muy familiares: “El parlamentarismo ha promovido con demasiada frecuencia las intrigas, a expensas de la inteligencia o de la abnegación (…) Nuestra maquinaria de partidos exhalaba un aroma a cafetines enmohecidos o a oscuros despachos de negocios…” (152).
Los nombramientos a dedo: La democracia empieza a debilitarse cuando sus altos funcionarios no acceden democráticamente a sus puestos, sino por ventajas plutocráticas…
Los sindicatos demasiado orientados a los pequeños intereses coyunturales, no adoptaron el puesto de soldados que en las fábricas exigía el reto de suministrar más armas, más vehículos, más motores…
La indigencia intelectual en círculos dirigentes, empresariales o militares: “a pesar de que se podía hojear el Mein Kampf, todavía se seguía dudando de los verdaderos propósitos del nazismo…” (145).
En definitiva, una fragmentación político-social que afectó el sentido de urgencia nacional, en el caso de la Francia de 1940, para combatir a Hitler; en el caso de Costa Rica, para combatir el subdesarrollo que condena a cientos de miles de costarricenses a una vida indigna, insostenible en un país que se enorgullece de su larga trayectoria de democracia y paz…
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lunes, 4 de julio de 2011
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Desde la perspectiva personal debo opinar que la lectura de este artículo me hizo reflexionar de la situación que se vive en nuestro país, al encontrar una importante cantidad de coincidencias que vemos en nuestro entorno laboral, gubernamental y social.
ResponderEliminarLa Francia de 1940, se dejo caer bajo el poder de la Alemania nazi, según mi punto de vista personal, por una situación meramente estratégica y permisiva por parte de los que estaban cansadas de los militares, de un ejército francés que requería cambiar las tácticas, planes y operaciones con ideas y pensamientos frescos, modernos e innovadores, con aportes de personas jóvenes y audaces, dejando de lado los obsoletos procedimientos de defensa ya caducos como sus dirigentes.
En el caso de Costa Rica, a pesar de que no se ha vivido la experiencia de una Guerra Mundial, las decisiones, pensamientos y comportamientos de nuestros líderes políticos y de la misma sociedad en general han socavado el pilar fundamental de la democracia, la libertad y la paz.
Desde mi perspectiva profesional observo que Francia a pesar de ser un país considerado en crecimiento, sufre también de una gran falta de planificación por parte de sus jerarcas en la administración pública, pues la burocracia genera una seria debilidad en la toma de decisiones ya que presenta una lentitud de comunicación, temor al cambio y la innovación.
Por último la población costarricense también ha sufrido cambios importantes en su comportamiento, los elevados índices de inseguridad, los casos de corrupción que han dado al traste a los partidos políticos, el crecimiento de la pobreza, entre otros muchos problemas sociales, nos hace pensar en que se debe hacer un cambio de estrategia pronto para revertir el colapso de nuestro sistema de vida.
Costa Rica, aun hoy se jacta de su democracia y paz, dos conceptos retóricos y llenos de emotividad y que muchas veces decimos y hasta gritamos, sin ver que tenemos enfermedades sociales, no patológicas, que ya son endémicas hoy día.
ResponderEliminarHace 20 años, en foros internacionales y ante expertos se tenían a tres países que pronto dejarían de ser tercermundistas, pronto saldrían del subyugante subdesarrollo, estos eran, Costa Rica, Finlandia y Singapur. Que ironía, Finlandia le apostó a la educación y por hoy ocupa el primer lugar mundial en ese campo; Singapur le apostó a los servicios y hoy es todo un líder en ese campo, sino cómo nos explicamos que hasta el agua importan y son económicamente una potencia; sin embargo Costa Rica, qué paso con mi querida Costa Rica, hace 20 años el país era gobernado por las dos grandes ideologías y tendencias la socialcristiana y social demócrata, ambas buenas y malas según se vean, lo malo son las personas de turno, que aprovechándose de la confianza corrompieron sus designaciones y acribillaron al país. Recordamos el gobierno del Dr. Oscar Arias Sánchez (1986-1990), cuando por meritocracia nombró a un acérrimo enemigo político en el Ministerio de Relaciones Exteriores, pues públicamente le reconoció su trayectoria y su limpia carrera en ese campo.
En conclusión, este país necesita gente renovada, que los de la vieja guardia entiendan que ya sus ideas están desgastadas, que su miopía e indiferencia están haciendo mucho daño, que el país que nos fue heredado ha sido zarandeado, socavado, desangrado y que las nuevas generaciones despierten de ese sueño letargo, que la educación de este país y muy propiamente la pública retome sus orígenes, que las universidades de una vez y por todas, formen, ayuden a pensar, a debatir, a disentir, a opinar, que levanten sus voces, sino seremos otra Francia, que cuando quiso reaccionar, ya era tarde, no podemos esperar a que simplemente el destino nos alcance.