sábado, 16 de febrero de 2013

IMAGINA SIN IMÁGENES...

Observo en los estudiantes escasa capacidad para seguir oralmente las explicaciones, esperan las cosas escritas en la pizarra o, mejor aún por supuesto, imágenes que después les sean reproducidas: Magros resúmenes de una presentación tan efectista como pobre en Power Point.

Les digo que traten de esforzarse en recuperar esa habilidad que durante siglos tuvo el ser humano de seguir y retener la información en forma oral, y después, a su vez, retransmitirla de igual manera. Un nivel de concentración que hoy día cada vez empleamos menos.

Los llevo a que recuerden escenas como las de una familia en torno al fuego del hogar escuchando las historias de los mayores. O los aldeanos en la plaza mayor recibiendo las noticias de los mensajeros o de los viajantes; los cuentos y las fábulas de los artistas nómadas y de los feriantes. Todos escuchando y, sobre todo, imaginando, recreando (qué bonita palabra)...

¿Hoy imaginamos? Creo que no, que tenemos la mente embutida de imágenes electrónicas, que forman pesados álbumes que nos impiden realmente ser imaginativos. La sobredosis de imágenes nos satura, nos impide imaginar de verdad. Esa debe ser una de las causas originarias de nuestro conformismo ante un mundo que, como dijo el poeta, es un buen proyecto para el mal...

1 comentario:

  1. Comentario sobre el artículo IMAGINA SIN IMÁGENES...
    Aporte del estudiante Jose M. Calderon H.
    Hoy en día existe un gran cambio en cuanto a las costumbres en los pueblos y ciudades con relación al pasado, ya que los medios de comunicación, la tecnología, el conocimiento, la educación y muchas otras cosas más nos han transformado en personas que “ya no tenemos tiempo para compartir con nuestros semejantes”, sean familiares o no, esta impersonalidad e individualismo que ha surgido ha roto aquel momento mágico que existía con aquellas reuniones familiares al caer la tarde en mi pueblo, cuando conversábamos con los abuelos de historias pasadas y nuestra mente volaba a aquellos sitios e imaginábamos las aventuras que nos contaban, como aquellas noches largas en que salían con los perros a cazar algún animal al monte o cuando salían un fin de semana en un vetusto jeep rumbo a una playa algo lejana del pueblo para pescar.
    Tratando de poner atención a las palabras que dice el profesor de un curso, ya no entendemos que esas palabras son parte del conocimiento que esa persona posee, y muchas veces ni las escuchamos por estar pensando en otras cosas, y haciendo un esfuerzo logramos captar vagamente algunas ideas y conceptos, que apenas garabateamos en nuestros cuadernos, y que a la hora de leerlas ni entendemos de qué se trataba, porque lo esencial no ha quedado grabado en nuestra mente.
    Efectivamente en la actualidad la capacidad de entender se ha disminuido, o es que por estar con el celular en la mano o las presentaciones en medios electrónicos ya no préstamos atención a lo que se nos dice, incluso forzosamente hasta pedimos que nos repita la idea para lograr captarla.
    El uso de algunas herramientas tecnológicas como apoyo educativo no es más que facilitar más la distracción, ya que nos atenemos a que después habrá un documento generado de aquella presentación. Incluso es notable el grado de estancamiento imaginativo que si hiciéramos un ejercicio en una clase universitaria, de pedir a los alumnos que en un papel hagan una pequeña composición en 5 minutos, como lo hacíamos en la escuela, una gran cantidad dudarían en iniciar su trabajo, incluso muchos no harán nada, solo garabatos o dibujitos y unos pocos presentarán un pequeño resumen de alguna experiencia cercana y muy extrañamente habrá alguno que si deje volar su mente y desarrolle un trabajo apropiado.
    Nuestra mente no es como un disco duro de una computadora que almacena las cosas con solo hacer “clic”, nuestra mente requiere de vivencias, de estudio profundo para aprender las cosas, de experiencia para poder tomar decisiones, de pensamiento sobre las cosas y temas cotidianos, es cada día más importante que hablemos unos con otros, y expresemos nuestras ideas, para poder lograr reafirmar el conocimiento, ya que de lo contrario muy pronto dejaremos de pensar y solamente estaremos propensos a que un día nos implanten un chip en nuestro cerebro para solo hacer lo que quiera que hagamos, algún ser que sí piensa, ya que nosotros dejamos de hacerlo.

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