Con motivo de la publicación del Programa Macroeconómico para 2013 por parte del Banco Central de Costa Rica (BCCR), don Eduardo Lizano, gran economista y ex-presidente de esta institución, escribe una prudente columna en La Nación (1 de febrero de 2013). Comenta las dificultades de poder cumplir con todos los objetivos a la vez: Tipos de interés que impulsen la inversión y no los ingresos de capitales especulativos; el déficit público no es fácil de contener e impulsa las tasas al alza; sostener el tipo de cambio con el dólar, revaluado -el colón- por la demanda de éste en busca de diferenciales de interés atractivos, coexistiendo con perspectivas de que no se devaluará...a la vez, hay que sostenerlo pues una excesiva revaluación castigará las exportaciones, y la balanza comercial costarricense es muy, pero que muy deficitaria, paliada por una excelentísima balanza de capital, en inversiones productivas y de las otras...
Don Eduardo acaba su columna diciendo que le gustaría haber visto "metas y objetivos a mediano plazo"...Muy comprensible, muy académico; pero la verdad no es que se le hayan olvidado a la presidencia del BCCR, me imagino que, en una forma muy realista, don Rodrigo Bolaños habrá pensado que las incertidumbres en la economía global son tantas, y Costa Rica es una gota en el océano de los flujos monetarios internacionales, es decir, está tan tan expuesta a lo que suceda fuera, que mejor no entrar en bateos como dicen popularmente en Costa Rica. ¿Mediano plazo? ¡uuuyyyy¡, eso está lejísimos...
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