sábado, 3 de septiembre de 2016

"ORANGE IS THE NEW BLACK": LA PRISIÓN NUESTRA DE CADA DÍA...

Qué manera de hacer televisión. Qué conjunción de talentos para confeccionar un producto que combine el entretenimiento con una carga profunda de crítica a esa sociedad, pletórica de errores, de inequidades; pero sustentada en la libertad de expresión, una especie de switch de seguridad para que, mal que bien, se corrija, se adapte, se transmute. Un sistema socio-económico que, como le sucede a Tysee, llega a hacer sentir como preferible volver a prisión... Cada quien escoge la suya, a través de sus decisiones; en ocasiones es real, física, en cuyo caso ingresas a un micromundo en el que convergen lo mejor y lo más perverso del género humano.

Mantener el equilibrio emocional para nutrirte de lo poco bueno, y no hundirte en las trampas de la maldad es una tarea agotadora, a retomar inexorablemente día a día. Si lo mantienes, el tiempo correrá a tu favor; si lo pierdes -y cuando escribo esto, recién terminado el capítulo trece de la primera temporada- como le sucede a la protagonista Piper Chapman, bajarás algún peldaño más hacia el infierno...

Orange te golpea en tu supuesta inocencia. Todos hemos tomado decisiones equivocadas, unas más que otras, sin duda. Mi inseparable mantra orteguiano: "Yo soy yo y mi circunstancia" reverbera constantemente en la pantalla. Seres humanos con sus anhelos y proyectos, pero que las circunstancias los sitúan al margen de la ley, y son atrapados por ella, por esa red - que como alguien sabio dijo es telaraña- de la que se dota la sociedad para aislar a los malos y, supuestamente, muy supuestamente, rehabilitarlos.

Orange no escatima trazar un crudísimo perfil de las autoridades a cargo de la institución penitenciaria, en sus diversos niveles jerárquicos, una oprobiosa mezcla de estulticia, cinismo y perversidad. También cabe subrayar que todas las figuras masculinas salen malparadas, tanto las de afuera de la prisión como, muchísimo peores, las de adentro: Débiles, indecisos, perversos...

Orange, siento yo, te hace más humano, en tanto en cuanto te provoca a cada rato mirar al otro con más piedad y, apagado el televisor, proponerte dejar de lado el ego maniqueísta y autocomplaciente con que solemos transitar por la vida juzgando a los demás...

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