miércoles, 7 de septiembre de 2016

SOBRE LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y PATRIOTISMO...

Señalaba en la entrada anterior la relevancia de la libertad de expresión como válvula de oxígeno para que una sociedad no quede asfixiada en sus toxinas, tome conciencia de sus problemas e inicie, así, algún tipo de cambio.

El lunes 5/9, Nicolás Alonso en El País informaba acerca del jugador de fútbol americano, de la NFL, Colin Kaeperick, que ha decidido permanecer sentado cuando, antes de los partidos, suena el himno nacional, como protesta por los casos de violencia que se vienen reiterando contra ciudadanos negros. Dichosamente, el presidente Obama respalda "su derecho constitucional para protestar" pues se trata de "algo real, un problema legítimo que tiene que ser hablado".

Menos mal, la máxima autoridad de la nación recordando ese derecho, sin caer en la vergonzosa trampa de apuntarse al patrioterismo, según el cual el buen patriota es el que más se emociona al escuchar el himno y ve izar la enseña nacional. Peor aún si se trata de una simple competencia deportiva: El patrioterismo de selección nacional, tan ostensible en Costa Rica. Mucha camiseta y mucha emoción...bien regada de birras. Después, en su vida cotidiana, como ayer apuntaba Rafael Angel  Herra (La Nación, 6-9-16) con el elocuente título de "Y mi palabra es la ley", ese patriota se saltará las leyes, empezando por las más visibles, las de tránsito.

Lo que sucede en el ámbito vial, esa ley de la jungla -y cómo quisiera equivocarme- es un anticipo de lo que se viene en otros órdenes de la vida en sociedad (los bloqueos de los taxistas son un ensayo al respecto)...

No hay comentarios:

Publicar un comentario