lunes, 14 de diciembre de 2015

"99 HOMES" : UNA VEZ MÁS, EL PACTO CON EL DIABLO...

Podríamos encontrar variedad de obras literarias o dramatúrgicas que, en forma explícita o implícita, tratan el tema del pacto con el Diablo, como representación del Mal. 99 homes (Ramin Bahrani, EE.UU. 2014) constituye un ejemplo muy actualizado. Sin grandilocuencias ni elucubraciones, presenta un recorrido vital nada inusual: Problemas económicos, sensación de impotencia para solucionarlos, frustración, y surge la aparente gran oportunidad. Dinero relativamente fácil, en tiempo y cantidad, a condición de convertirte en asistente irrestricto del personaje diabólico. En este caso, nada exagerado, un agente de bienes raíces, Rick Carver, que especula con viviendas desahuciadas, y es también -interpreto que para salir con una muy buena posición negociadora con los bancos ejecutantes - el agente desahuciador.
 
El joven coprotagonista, Nash, que primero es desahuciado por el propio Carver, se convierte en su más cercano colaborador. Primero sólo se trata de un cierto costo moral al colaborar en las tareas de desalojo, en frente de las familias que literalmente han de salir con lo puesto. Después ya se entra en lo delictivo pues  viviendas ya deshabitadas las desmantelan parcialmente para revender, por ejemplo, los aparatos de aire acondicionado. En una tercera fase, Nash se encarga directamente de ejecutar las órdenes de desahucio. Ahí el costo moral se hace más elevado, pasa a ser el ejecutor del drama, no un actor secundario.
 
Finalmente, una operación que involucra cien viviendas en ejecución hipotecaria, puede echarse a perder por un reclamo. Para traérselo abajo, se inventan pruebas; es además contra un antiguo vecino de Nash, si no amigo, sí conocido de larga data. El desgarro emocional -hace pocos días madre e hijo de Nash se han ido tras un altercado con un nuevo vecino, desahuciado por Nash- se hace insoportable. En la conciencia de nuestro protagonista, el grito pidiendo justicia, dignidad, humanidad, es ensordecedor. Nash tomará decisiones acerca de su pacto diabólico...
 
Moraleja más que evidente y contundente. Sin embargo, me quedo meditando -ahí es cuando acabo agarrando el bolígrafo- cuánta gente está dispuesta a pactos de esa naturaleza, cuánta gente debe estar en estos momentos disfrutando de placeres terrenales-materiales sobre la base de un delito o, sin llegar a poder calificarse así en riguroso Derecho, sobre la base de una situación censurable por abusiva, indigna, deshumanizada.
 
El pacto fáustico acaba de tres maneras. No diré por cuál opta la película. Son: Uno, el arrepentimiento; dos, la muerte simbólica, esto es, todo a tu alrededor se desmorona, queda destruido (me viene a la mente el caso de Eduardo Li, uno de los detenidos -en países de la CONCACAF, por corrupción en el caso FIFA- y, de inmediato, el de otro costarricense que ya purga cárcel hace varios años en los Estados Unidos, Minor Vargas). Tres, la muerte real, por ejemplo, la que suele precipitarse antes de hora si te involucras en el narcotráfico...
 
 

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