"A walk in the woods" (Ken Kwapis, EE.UU. 2015) narra un viaje por los senderos de la cordillera de los Apalaches a cargo de dos amigos casi setentones que hacía más de cuarenta años que no se veían, precisamente desde un viaje por Europa en el que "empezamos peleando y acabamos odiándonos", dice uno de ellos. Ahora tienen mucho que compartir de lo que han sido sus vidas y, seguro, los desacuerdos de entonces no son más que anécdotas intrascendentes. Más bien el anécdota que en su momento los separó -una deuda de 600$- ahora es una forma de expresar el deseo de no perder contacto...para "saldarla".
Acabada la película me vienen a la mente algunos pensamientos sobre los viajes, como capítulos de progreso personal en la vida. Me voy a mi pequeño tesoro, la libreta de aforismos. Varios de ellos se reflejan en la película:
"Viaja para viajar, no para llegar" (Goethe)
"En el fondo, uno siempre viaja para volver a casa" (Chesterton)
"Más allá de angustias y entusiasmos, tal vez la ganancia de los viajes es el espacio que descubrimos de nosotros mismos, y que quizás hubiera permanecido obscuro sin la luz de aquellas nuevas rutas" (M. Martí i Pol)
"El viajero reconoce algo suyo, al descubrir lo mucho que no lo es" (Italo Calvino)
Para terminar, una frase de la película, menos glamourosa, pero muy cierta acerca de lo que es un amigo: Le dice Stephen (Nick Nolte) a Bill (Robert Redford) -dos actorazos: "Por ti arriesgaría como por nadie...y también haría cualquier estupidez...".
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