Este concepto, que se origina en tesis de Milton Friedman, lo menciono en las entradas de 19-2-14, 20-8-14 y 7-11-14. Lo retoman Adair Turner y Mark Thoma, citados por Michael Roberts en Sinpermiso de hace una semana (23-3-16) en su articulo "Salvar al capitalismo de Donald Trump y de la extrema izquierda".
Título bien explícito: Millones de personas se están empobreciendo en la actual fase del capitalismo, globalizado y financiarado, lo que explica el auge inquietante de movimientos políticos extremistas, lo que, a su vez, crea una incertidumbre política que desalienta la inversión. Es decir, la inseguridad política, social y económica puede desembocar en una crisis muy severa y, como suele decirse en estos casos, de imprevisibles consecuencias. Ingresar en las cuentas de los hogares una determinada cantidad de dinero impulsaría el consumo y la inversión (y el cobro de impuestos de ventas y valor añadido), y tranquilizaría la crispación, el descontento, por el rumbo de las economías familiares. Políticamente, debería traducirse en el rechazo a propuestas radicales que, suelen llevar consigo, buscar culpables en las gentes de otras naciones y/o religiones...
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