martes, 26 de septiembre de 2017

SIGNOS DEL APOCALIPSIS...

La concurrencia de huracanes y terremotos de las últimas semanas me ha llevado a esta reflexión (que tampoco es nueva, ahora más evidente): Asistimos al preludio del escenario al que nos dirigimos, paulatinamente por el deterioro ecológico, y de golpe por una crisis seguramente de carácter nuclear, accidental o bélica, de la que es un preliminar -un asalto de tanteo- el intercambio de exabruptos entre Trump y Kim Jong-un.
 
Hoy en La Nación, el escritor José Ricardo Chaves narra en un bello artículo, "De 19 a 19", su experiencia de los dos terremotos en México, vivió el de 1985 en el propio Distrito Federal, y desde San Luis Potosí el de la semana pasada. Transcribo el siguiente párrafo porque, a mi modo de ver y sobre todo de sentir, acierta de lleno en lo que va a suceder cuando sobrevenga la gran crisis planetaria: "...de los pocos beneficios del desastre es que nos hace dejar de lado los defectos y errores del prójimo (reales o imaginados), nuestros pequeños y grandes rencores, y los otros se vuelven entonces vida hermana y sufriente, a la que hay que apoyar sin condiciones, básicamente porque la vida llama a la vida, engendra sobrevivencia".
 
Esto es, en versión menos lírica, como chiquitos malcriados no rectificaremos por las repetidas voces de "no hagas esto o lo otro", "cuidado te lastimarás" y similares, sino que nos llevaremos tremendo batacazo que acabará no con la Madre Tierra, ni muchísimo menos, sino con nuestra forma de entender la civilización...

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