Un flanco del aciago día de ayer fue la celebración del partido Barça-Las Palmas. En Sport, Ernest Folch y Lluís Mascaró escriben sendos artículos muy atinados y respetables, críticos con la decisión del presidente del Barça Josep Mª Bartomeu. No cuesta nada imaginar la tremenda disyuntiva. Como forofo, me revienta la idea de pensar en perder los seis puntos que parece sería la consecuencia de la no comparecencia, tres del partido más tres de sanción, rompiendo una dinámica muy positiva en lo deportivo. Por otro, que sí, que definitivamente debería de haber pesado más en la decisión una inequívoca protesta - e incondicional solidaridad- contra lo sucedido en las calles de Barcelona y otros muchos puntos de la geografía catalana.
Quiero referirme a un párrafo del artículo del sr. Folch: "...cabe preguntarse si el fútbol habita definitivamente un planeta paralelo, protegido por un cordón mediático profiláctico, donde le es ajeno todo lo que ocurre a la gente normal". Sí, tal parece, y me ha hecho recordar, me ha venido fulminante a la mente, la película "Rollerball", no la versión pésima de 2002, sino la original de 1.975 realizada por Norman Jewison. Reviso la ficha en la imprescindible www.filmaffinity.com...la película sucede en 2018...Un deporte ultraviolento es la válvula de escape para una población alienada, narcotizada, controlada en extremo...Como se percibe un malestar o disgusto crecientes en la audiencia -asistencia y rating- relajan las reglas hasta permitir golpes mortales...
Una visión futurista -y por lo tanto, añado yo, distópica- que ya nos ha alcanzado; la versión siglo XXI del sempiterno pan y circo que instauraron con gran éxito los gobernantes romanos. El trasfondo es el mismo, el fútbol como droga en dosis diaria y progresiva. Otra cosa, desde luego, es la violencia. La tecnología, con multitud de cámaras muy precisas, facilita el autocontrol de todos los protagonistas del espectáculo...
PS. Antes de digitar el borrador doy un vistazo a as.com, Alfredo Relaño, maestro como siempre, sentencia refiriéndose no tanto a Bartomeu, sino al mundo del fútbol en general: "No podemos pedirle la lucidez que el resto del país no ha tenido"...
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